sábado, 27 de febrero de 2016

Ricard Vaccaro




Fallece el pintor y escultor Ricard Vaccaro a los 70 años

La Vanguardia. 25/02/2016

La última exposición del artista se encuentra en el Museu Can Mario de Palafrugell (Girona), donde está programada hasta el 22 de mayo.
Vaccaro era graduado en Artes Aplicadas especializado en pintura, formación que obtuvo en la Escola Massana i Arts i Oficis entre 1967 y 1971 y entre 1970 y 2008 fue profesor de artes plásticas en Secundaria en la Escola Thau de Barcelona.
Entre sus reconocimientos destaca el Premio de la Associació Catalana de Crítics d'Art (ACCA) en 1993 por 'La transformació del paisatge urbà en l'escenari artístic'.

Obra pública de Ricard Vaccaro



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Núvols al parc de la Riera de Sant Climent,
Viladecans. 2003


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Dona a Castelldefels. 2002


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Flama a Nou barris, Barcelona. 1999



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Absències, palau de Congressos, Alp. 2006

miércoles, 24 de febrero de 2016

Joan Hernández Pijuan


Una exposición recuerda a Joan Hernández Pijuan a los diez años de su muerte

Diari La Vanguardia

02/02/2015 12:26
Concha Tejedor

Madrid, 2 feb (EFE).- Una exposición de Joan Hernández Pijuan recuerda, a los diez años de su muerte, a este pintor de la vanguardia abstracta y sus espacios vacíos inspirados en el paisaje y delimitados por el trazado de un cuadro dentro del cuadro con escuetas figuras, flores, árboles o líneas, puntos y tramas.
La Galería Pérez Fernández exhibe esta exposición hasta el 1 de abril en homenaje al artista, con el que inauguró su actual sede en la calle Orellana de Madrid en 2004. Una veintena de obras, entre óleos, gouaches, carboncillos y/o grafitos, fechadas entre 1989 y 2002, la mayoría de ellas de los años 90, nos acercan a la obra del pintor y grabador mediterráneo.
"Muchas veces -escribió Hernández Pijoan (Barcelona 1931-2005)- he pensado que este gusto por el vacío y por la parquedad de elementos que utilizo me vienen dados por el sentimiento, por la memoria, y no tanto por el recuerdo, de las temporadas, en mi infancia y primera juventud, a los paisajes sobrios y duros, y hermosos por esta misma sobriedad, como el de La Segarra leridana".
 

 
Pintor y grabador, Premio Nacional de Artes Plásticas y de Arte Gráfico y académico de Bellas Artes de San Fernando, Joan Hernández Pijuan murió el 28 de diciembre de 2005 en Barcelona, después de casi sesenta años de una vida artística prolífica durante la que expuso en los principales museos de España, como el Reina Sofia y el MACBA, y en numerosas ciudades europeas, americanas y japonesas y a participar, entre otras, en la Bienal de Venecia.
"Hernández Pijuan -escribe el galerista- es pintor de la sencillez, de la imperfección, de la espontaneidad, y con estos elementos llega en ocasiones a la síntesis más completa, algo que puede rozar con el misticismo que aparece inmerso en la tremenda sensualidad de su pintura".
Como tantos artistas de la Generación del 50, Hernández Pijuan viajó a París, donde residió entre 1957 y 1958, estudió grabado y litografía, entró en contacto con la abstracción informalista y regresó a España siendo ya un pintor abstracto, que con los años encontraría un lenguaje personal, esencial y depurado.
El pintor Eduardo Zóbel, uno de los fundadores del Museo Abstracto de Cuenca, definió así la obra de Hernández Pijoan: "Los adjetivos: limpio, sutil, riguroso, cerebral, elegante. Los medios: la trama. Mejor dicho: las tramas. Hernández Pijuan es capaz de convertir hasta brillos y materia en trama. La trama: la naturaleza. Lo que tiene de visible, la que sabe ver el artista para transformarla y enseñarla".
Hernández Pijuan está representado en los más importantes museos españoles, entre ellos el Reina Sofia, el MACBA de Barcelona y el de Arte Abstracto de Cuenca, así como en el Guggenheim de Nueva York y otros extranjeros.
"Esta muestra es nuestro reconocimiento a uno de los grandes creadores europeos de finales del XX y de principios del XXI. Diez años después de que nos haya dejado queremos rendir este obligado y merecido homenaje a Hernández Pijuan", escribe el galerista Rafael Pérez Hernández.
Pérez Hernández describe al pintor homenajeado como un buscador de un lenguaje propio que a lo largo de su trayectoria, acabó encontrando, convirtiéndose en uno de los principales exponentes de la pintura española de la década de los 90 hasta su fallecimiento en 2005.
"Su obra refleja con precisión esa actualidad permanente, esa concreción, y ese espíritu mediterráneo", sostiene el galerista.

 

































 

Joan Hernández Pijuan



Galeria Joan Prats


Acerca de Hernández Pijuan 1977-2005

El próximo 16 de diciembre inauguramos Hernández Pijuan 1977-2005, una exposición dedicada a los 28 años de colaboración y complicidad de Joan Hernández Pijuan con la Galeria Joan Prats. Las obras seleccionadas corresponden al período 1977-2005, con especial énfasis en los últimos años de su trayectoria. La exposición no tiene un carácter retrospectivo, aunque la selección de obras intenta ser una muestra de un largo periodo de la producción pictórica del artista. Presentamos obras sobre tela y papel en distintas técnicas y formatos, así como una selección del archivo del artista, fotografías y esbozos, permitiendo descubrir su entorno creativo y algunos de sus proyectos o procesos de trabajo. Esta exposición quiere ser un homenaje al artista, una expresión de gratitud y de amistad, de reconocimiento a su trabajo, y una muestra de una obra que hoy sigue siendo tan contemporánea como el primer día. Joan Hernández Pijuan (1931-2005) ha sido uno de los artistas catalanes contemporáneos más reconocidos internacionalmente. Ha participado en exposiciones en centros de arte internacionales y ha recibido numerosos premios, como el Premio Nacional de Arte Gráfico en reconocimiento a su trayectoria (2005), el Premi Ciutat de Barcelona de Artes Plásticas (2004) y el Premio Nacional de Artes Plásticas (1981). Entre sus exposiciones más destacadas están la participación en la 51 Bienal de Venecia (2005); Tornant a un lloc conegut... Hernández Pijuan 1972-2002 en el MACBA, Barcelona (2003), que itineró por el Musée d'art et d'histoire de Neuchâtel, la Konstshalle Malmö y la Galleria d'Arte Moderna de Bolonia; Hernández Pijuan-drawings 1972-1999, en el Rupertinum Museum de Salzburgo (2000) y Espacios de silencio 1972-1992 en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (1993), que se presentó también en el Museo de Monterrey, México. Recientemente su obra se ha mostrado en una retrospectiva en el Moscow Museum of Modern Art; en la exposición Farben der erde, en el Altana Kulturstiftung de Bad Homburg, Alemania y en la exposición La distancia del dibujo, itinerante por el Museo de Arte Abstracto Español, Cuenca, el Museu de Montserrat y el Museu d'Art Espanyol Contemporani, Palma de Mallorca.  Galeria Joan Prats agradece a Elvira Maluquer y a Joan Hernández Maluquer su colaboración en la realización de esta exposición, que no hubiese sido posible sin su ayuda. Se ha editado un catálogo con motivo de la muestra.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Grete Stern



Diari ABC
 
Divendres 11 de desembre de 2015

 

El IVAM documenta por primera vez la obra completa de Grete Stern

El museo valenciano por primera vez en España los 140 fotomontajes feministas que la artista alemana realizó en Argentina


Imagen de la exposición del IVAM

 
La exposición 'Caso de estudio. Grete Stern' del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) documenta por primera vez en España los 140 fotomontajes feministas que la artista alemana realizó en Argentina para la revista 'Idilio' a finales de los años 40 y principios de los 50.
A través de una pantalla táctil, los visitantes podrán acceder a estas imágenes que se publicaron en la sección 'El psicoanálisis le ayudará' de la revista 'Idilio', donde las lectoras relataban sus sueños y un psicoanalista los comentaba.
La exposición hace un recorrido por la obra de Stern desde sus comienzos en Alemania hasta sus trabajos de antropología en Sudamérica.



La artista alemana comenzó sus trabajos en 1929 en el estudio publicitario que fundó en Berlín junto a Ellen Auerbach, y donde Stern se formó como fotógrafa.
Ambas "desmantelaron el concepto de feminidad y de los roles de género tradicionales a través de sus anuncios publicitarios y fotografías", según ha explicado la comisaria de la exposición, María Jesús Folch.
Con el ascenso de Hitler al poder, se trasladó a Argentina, donde colaboró en las revistas 'Nueva Arquitectura' e 'Idilio' desde 1947, llegó a ser conservadora de fotografía del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires desde 1956 y estudió a los aborígenes del Gran Chaco argentino entre 1957 y 1964.


Imagen de la exposición del IVAM


La exposición reúne de forma presencial 61 obras de Grete Stern, que incluyen 10 fotografías, dos proyecciones, libros, un documental, una película de Ellen Auerbach, amplia documentación y los 46 fotomontajes de la serie 'Sueños' que el IVAM conserva en su colección.
La mayoría de las piezas de esta serie fueron donadas por la hija de la artista alemana, Silvia Coppola, después de que el museo programara en 1996 la exposición 'Sueños', la primera que mostró la obra de Stern en España.
"Grete Stern es uno de los ejemplos más claros de modernidad y compromiso" por su calidad fotográfica "encomiable" y su planteamiento "sobre aspectos fundamentales de su época, como la representación de la mujer", ha dicho el director del IVAM, José Miguel García Cortés.
"Para el IVAM era fundamental incidir en la significación e importancia artística y cultural que tiene la obra de esta creadora, y entendemos que es básico que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de descubrir a Grete Stern y profundizar en su obra", ha continuado Cortés.


martes, 8 de diciembre de 2015

Ramon Masats

                                                     




Ramon Masats


El País. entrevista per Manuel Morales.


15 de novembre de 2015


 


 

 


 


 

 

 
 

 




 

 










 Ramón Masats: “He sido un robador de imágenes”


 

Ramón Masats nació en 1931 en Caldes de Montbui (Barcelona).

Ha sido distinguido entre otros premios con el Bartolomé Ros a la mejor trayectoria, que concede PHotoEspaña (2001); y el Premio Nacional de Fotografía (2004).

Su obra está en las colecciones del Museo Reina Sofía, la Real Academia de San Fernando y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.

Entre sus libros destaca Neutral corner (1962), Los Sanfermines (1963), Viejas historias de Castilla La Vieja (1964), España diversa (1983), Toro (1998) y Cuenca en la mirada (2005).

 

Se abre la puerta y un hombre alto, corpulento, con pelo blanco alborotado, bigotón y camisa vaquera abierta que deja ver una camiseta negra invita a entrar: "¡Adelante!". Ramón Masats, nacido en 1931 en Caldes de Montbui (Barcelona), es la memoria de una generación extraordinaria de fotógrafos españoles que, desde Barcelona y Madrid, en los años cincuenta, situaron a la fotografía española en la modernidad. Premio Nacional de Fotografía en 2004, hoy retirado —tampoco cocina, con lo bien que se le daba, cuentan—, no hay en las paredes de su casa en Madrid ni una foto de su medio siglo de trayectoria, "no por humildad", asegura, sino porque la fotografía es para "imprimirla y tocarla". Lo que cuelgan son los óleos que le regalaron miembros del Grupo El Paso, a los que retrató. El poeta José Manuel Caballero Bonald dijo de su obra que posee "el distintivo de un maestro" y Antonio Muñoz Molina escribió que Masats "hace ver de otra manera los lugares vacíos en los que parece que no pasa nada".

Pregunta. Fue un niño de la Guerra Civil. ¿Qué recuerda de aquello?

Respuesta. Mi familia tenía una tienda de bacalao, y hambre no pasábamos, pero veíamos cómo vivía la gente. En los bombardeos, los vecinos venían a refugiarse al sótano de la tienda. Ahí sí me asustaba mucho.

 P. La fotografía lo apartó de aquel puesto de bacalao.

R. Para gran disgusto de mi padre. Cuando me vine a Madrid [en 1957] me dijo ‘ya volverás’… , pero no volví.

P. Solo cuando murió su padre contó cómo compró su primera cámara.

R. En Lérida, mientras hice la mili, le sisaba dinero a mi padre. Yo compraba la revista Arte fotográfico y al final del servicio militar me sobraba dinero y me dije ‘¿en qué lo gasto?’, y pensé que la fotografía podía ser divertida. Pero en casa tuve que decir que la cámara me había tocado en una tómbola.

P. Y comenzó a hacer fotos.

R. Empecé con las tonterías de las fotos familiares, del perro… en Terrassa había un grupo de fotografía en el casino. Fui allí y me enseñaron mucho. Después me metí en la Agrupación Fotográfica de Cataluña, donde conocí a Ricard Terré, Oriol Maspons, Xavier Miserachs… éramos los malos de la agrupación porque huíamos del salonismo, de las fotos relamidas. Era una relación de amistad, hablábamos de mujeres, de fotografía y nos enseñábamos las cosas que hacíamos. Yo tenía dudas si lo mío era la fotografía estática o el reportaje. Para probar, me fui a los Sanfermines. Les enseñe ese trabajo y me dijeron: ‘Por aquí no vas nada mal’. Oriol me comentó que para Gaceta Ilustrada en Barcelona ya trabajaban ellos, pero habló con el director de la revista en Madrid y me vine en 1957.

P. De aquel y otros dos viajes a Pamplona nació el libro Los Sanfermines (1963), un hito de la fotografía española.

R. Me acogió muy bien una peña, tanto que me emborrachaba con ellos cuando acababa de hacer mis fotos del día.

P. Más de 30 años después volvió a ese tema con Toro, libro con textos de Joaquín Vidal, crítico taurino de EL PAÍS.

Siempre me han gustado los tópicos, pero para sacarles punta

R. Un tío cojonudo… Cuando me propusieron hacer un libro sobre el toro, pedí que fuera él. Yo he sido aficionado a los toros, aunque para mí se acabaron con Curro y Rafael de Paula. Joaquín me asesoró, él quería que las fotos reflejasen al toro de verdad. Hubo fotos muy buenas que desechamos porque no representaban lo auténtico.

P. Usted formó en Madrid junto a otros fotógrafos el grupo La Palangana. ¿Qué era aquello?

R. Sí, con Gabriel Cualladó, Francisco Ontañón, Paco Gómez, Leonardo Cantero… y un pintor, Joaquín Rubio Camín. Quedábamos en los bares y hablábamos de cine, fotografía… El nombre lo puse yo porque me pareció muy absurdo. Salíamos los domingos a hacer fotos. Nos reuníamos en un bar, desayunábamos y luego iba cada uno por su sitio y volvíamos al aperitivo. Fue una gran etapa de la fotografía española.

P. ¿Qué era lo más difícil de fotografiar?

R. No encontré nada complicado. Hacía de todo, reproducir cuadros, niños que iban a la iglesia con sus madres… A mis amigos les decía, si tenéis un bautizo o una comunión o una boda, pedídmelo porque me gustaría hacer las fotos. Pensaba que mientras lo hacía podría surgir una foto válida… hoy no podría porque la gente ni se casa, casi ni tiene niños [risas].

P. Hay quien ha comparado su mirada con el cine neorrealista.

R. Me gustaba mucho el cine y quizás ese neorrealismo se refleja en mi fotografía. Pero no he hecho  sangre de la miseria. Íbamos al barrio del Somorrostro, en la Barceloneta, y miseria, la que quieras, pero no incidía porque era lo fácil. Me gustaba hacer cosas laterales. Yo he sido muy intuitivo y siempre me han gustado los tópicos, los toros, las procesiones… era feliz entre la marabunta, pero lo difícil es de un tópico hacer algo distinto, sacarle punta.

P. La actitud del fotografiado era distinta de la de hoy.

R. Con razón. Tienen derecho a saber qué se va a hacer con su imagen, pero entonces eso no lo pensaba nadie. Yo era amable, pero ahora la gente está resabiada. Una vez vinieron unos editores de Estados Unidos que querían hacer algo sobre España y me contrataron. Me sorprendió que me dijeran ‘haz la foto a aquella mujer, pero antes hay que pedirle un permiso firmado’. Yo les decía, dejadme hacer la foto y luego le pido el permiso, porque si no, se pierde la espontaneidad. Siempre he sido muy discreto trabajando, procuraba no llamar la atención y pocas veces entablaba confianza con la gente. Era más bien un robador de imágenes.

P. ¿Cómo fue lo de Magnum?

R. Fui a París y les enseñé fotos. Me dijeron: ‘Está muy bien, pero necesitamos un reportaje’. Volví a Terrassa y le pedí a mi padre que me subvencionara, y me dijo que ni hablar. Ahí quedó todo.

P. En 1960 hizo su foto más célebre, de la que acabó harto, la del cura con sotana que se estira a lo Casillas para intentar detener un chut.

ampliar foR. Todo el mundo me pide la foto del cura… Fue un reportaje que me encargaron del seminario de Madrid. Estaban esos curas con sotana jugando al fútbol y salió…

P. A comienzos de los sesenta le encargaron las imágenes para dos libros con textos de Miguel Delibes e Ignacio Aldecoa.

R. Delibes tenía el texto de Viejas historias de Castilla la Vieja y yo reflejé ese mundo. Fui a Valladolid y con un 600 recorrimos Tierra de Campos y me presentó a gente. Con Ignacio el proceso fue al revés para Neutral corner, sobre boxeo. Me dijo: ‘Yo hago los textos después de ver tus fotos’. Yo era aficionado y él me enseñó gimnasios y el ambiente. La relación con los dos fue muy buena, pero no me gustaba ir más allá para no meterme en su trabajo.

P. ¿Por qué dejó en 1965 la fotografía y se pasó al cine y la televisión?

R. Fui siempre director, no cámara. Hice cosas como el documental El que enseña, sobre un profesor. Una película, Topical Spanish (1970), una coña sobre grupos musicales. Y había en Televisión Española un programa de música y sin texto para el que me propusieron hacer algo. Hice la isla de Lanzarote con música de Luis de Pablo, pero cuando lo vio Adolfo Suárez [entonces director general de Radiotelevisión Española] llamó al director de TVE y le dijo: ‘Como vuelvas a hacer una mariconada así, te echo’… y tenía razón [risas].

P. Cuando volvió a la fotografía a comienzos de los ochenta ya fue en color.

R. Me llegó una proposición de la editorial Lunwerg para hacer libros sobre España. La verdad es que no noté diferencia con el blanco y negro, quizás mis fotos fueron más entonces por la huella del hombre en el paisaje y menos por la parte humana. Me recorrí España en 40 días, una paliza, aunque siempre he sido un gran vago. Mi mentalidad ha sido: me dan un trabajo y con ese dinero puedo estar tres meses sin hacer nada. Trabajaba como una mula para poder ser luego un vago.

P. No le ha interesado montar exposiciones, aunque hay obra suya en el Reina Sofía, la Academia de Bellas Artes…

La fotografía no tiene por qué exponerse, sino verse en libros

R. Es verdad. Solo cuando me las ofrecían. Para mí, la fotografía no tiene por qué exponerse, sino verse en libros. Los que hacen las cosas para que se vean en los museos no son fotógrafos que me gusten. Mira, el problema de la fotografía es que se pueden sacar copias y eso hace que se devalúe. En el arte, lo que se valora es la exclusividad y eso no está en la fotografía. Claro que me gusta que se exponga mi obra, pero yo no soy un artista, soy un artesano.

P. En 1999 llegó su gran retrospectiva, en el Círculo de Bellas Artes, en Madrid. A partir de ahí empieza a dejar la fotografía.

R. Se me pasaron las ganas, tengo las cámaras, pero las voy a vender. Antes iba por la calle mirando qué foto podía hacer, ahora, por mi edad, voy mirando al suelo para no darme una hostia [risas]. Ya no tengo la fotografía en mi cabeza, es como cuando pierdes la fe.

P. ¿Qué fotógrafo español le gusta más?

R. El mejor que hay es Chema Madoz. Su fotografía es inteligente.

P. ¿Y qué le parece la fotografía actual?

R. Lo veo un mundo confuso, hay mucha paja. No, estoy para nada en contra de lo digital, pero una cámara es un aparato que tú dominas. En mi época, era más fácil destacar, había menos fotógrafos y si valías, salías adelante. Hoy, cuando doy una conferencia y me piden un consejo a los jóvenes fotógrafos les digo que lo dejen y se hagan aviadores... u otra cosa".


viernes, 13 de noviembre de 2015

Clavé

Malgrat ser un desconegut per al gran públic, Clavé és un dels  pioners de la modernitat espanyola  amb més presència internacional.

Article de Mariano Serrano Pintado
5 de novembre de 2015. Diari ABC


Antonio Clavé en el Museo de «El Greco»                                                                  

He visitado la exposición de Antonio Clavé en el Museo del Greco: 13 litografías y 12 tintas sobre papel, realizados hace cincuenta años como homenaje a Domenikos Theotokopoulos. Contemplando sus trabajos de concepción abstracta, creo que la mejor manera de exponer su temática sería acudir a expertos en las Bellas Arte como el apologista de Tapies (coetáneo de Clavé en el tiempo y la abstracción), Bertomeu Marí, que nos lo explica así: «...encontramos un delicado equilibrio entre percepción y alucinación, entre deseo del mundo real y deseo de ausencia o superación de lo real; atracción de la ciencia y cultivo de la cualidad mágica de los signos; retorno del aquí y ahora, junto con el vértigo que ejerce el más allá». Lo cual nos ayuda a entender mejor la obra de Clavé expuesta de el Museo del Greco. Porque debemos admitir la dificultad que nos supone a algunos comprender esta pintura. Nuestro inefable Canogar justifica dicha incomprensión cuando escribe: «La pintura no es fácil de entender, sobre todo si es abstracta. No es fácil de penetrar las estructuras más profundas y definitorias de las artes plásticas, cuya comprensión sigue siendo un tema pendiente para una mayoría». Leído esto, nos consolamos pensando que no somos sólo nosotros, sino que formamos parte de esa gran mayoría incapaz de comprender y penetrar en las estructuras más profundas y definitorias de las artes plásticas.

La exposición, que estará abierta hasta el 10 de enero de 2016
La exposición, que estará abierta hasta el 10 de enero de 2016-
 Ana Pérez Herrera

El prestigioso crítico Julián Gállego, escribía hace treinta años: «El problema es que el arte moderno ha sido rodeado de una serie de explicaciones metafísicas tremebundas que han contribuido a oscurecerlo todavía más. Nadie se atreve a decir esto me gusta, esto no me gusta. (... ) se tiene miedo al ridículo, sobre todo en un país como éste, donde sin embargo, no se tiene miedo a la incultura».
Hace un siglo, pretendidos gurús del arte comenzaron a pontificar sobre una seudo pintura que, unos por aprovechados y otros por interesados ante su simpleza, acogieron con entusiasmo haciendo suyos esos postulados. A estos les siguieron otros, con mayor o menor voluntarismo, que bajo el paraguas de la innovación, la ruptura y la experimentación, aplaudidos por cierta élite erudita, cultural y económica, nos han llevado a la situación actual. El gran crítico, ya fallecido, Santiago Amón decía: «Toda esta corriente actual del arte moderno no permanecerá en el tiempo. En doscientos años habrá desaparecido y sólo quedará algún vestigio como ejemplo de lo absurdo».
Contemplando los cuadros de Clavé, iban delante de mí un matrimonio con su hija de unos once años. Ya en la puerta preguntó la niña:
- Papá ¿Y qué tienen que ver estos cuadros con los del Greco?
No oí lo que el padre le contestó, pero sí vi su cara de circunstancia y de no saber qué decir. Y es que, realmente ¿Que tienen que ver las obras geniales de «el Greco» con las abstracciones de Antonio Clavé?